Déficit de atención sin hiperactividad
El déficit de atención sin hiperactividad, también conocido como TDA (trastorno por déficit de atención), es una variante del TDAH en la que el individuo presenta dificultades para concentrarse y mantenerse enfocado, pero sin los rasgos hiperactivos. Los niños con TDA pueden parecer desinteresados o distraídos en clase, pero no muestran la impulsividad o actividad excesiva típicas del TDAH.
Es importante entender esta distinción, ya que puede influir en el tipo de tratamiento que reciban.

Hiperactividad mental
La hiperactividad mental se refiere a un estado de sobrecarga cognitiva, donde la mente está constantemente en movimiento, incluso cuando el cuerpo está en reposo. Esto puede generar estrés, dificultad para concentrarse y problemas para conciliar el sueño. Aunque es común en adultos, los niños también pueden experimentar este tipo de hiperactividad, lo que afecta su aprendizaje y relaciones.
Diagnóstico: Test de hiperactividad
El diagnóstico de la hiperactividad, y en particular del TDAH, suele realizarse a través de un test de hiperactividad que evalúa el comportamiento del niño en diferentes contextos, como el hogar y la escuela. Estos test incluyen cuestionarios para padres y maestros, así como una evaluación psicológica por parte de un profesional de la salud.
El diagnóstico temprano es crucial para comenzar el tratamiento adecuado y mejorar la calidad de vida del niño.

Tratamiento de la hiperactividad en Neurocentro
El tratamiento para la hiperactividad puede variar según la gravedad de los síntomas y las necesidades individuales del paciente. En Neurocentro recomendamos las siguientes opciones que suelen ser las más comunes:
Pastillas para la hiperactividad
El uso de pastillas para la hiperactividad es una de las opciones más comunes para tratar los síntomas del TDAH. Los medicamentos estimulantes como el metilfenidato y las anfetaminas son recetados frecuentemente, ya que ayudan a mejorar la atención y reducir la impulsividad. También existen opciones no estimulantes, como la atomoxetina, que pueden ser efectivas en algunos casos.
Es importante que el uso de medicación esté siempre supervisado por un profesional médico, quien determinará el tipo y la dosis adecuados para cada paciente.
Terapias conductuales
Además del tratamiento farmacológico, las terapias conductuales son altamente recomendadas para tratar la hiperactividad. Estas terapias enseñan al niño o adulto a manejar sus impulsos, mejorar su capacidad de concentración y desarrollar habilidades sociales. En los niños, la participación de los padres en estas terapias es clave para reforzar los cambios de comportamiento en el hogar.
Cambios en el estilo de vida
Cambios en la alimentación, rutinas de ejercicio regular y la implementación de técnicas de relajación como el mindfulness pueden ser altamente beneficiosos para quienes sufren de hiperactividad. La reducción de azúcares y ciertos aditivos en la dieta también se ha asociado con una mejora en los síntomas en algunos casos.