120.000 personas al año sufren un ictus en España debido a causas como la hipertensión, tener problemas del corazón, diabetes, el tabaco o el alcohol.
Cuando se habla de ictus se relaciona con términos como el infarto cerebral o el accidente cerebrovascular. En definitiva, es una enfermedad cerebrovascular puesto que se relaciona con el riego sanguíneo. En términos generales, supone una disminución u obstrucción del flujo sanguíneo en el cerebro, derivando a una mala oxigenación del mismo. Pero hay más elementos que valorar.
Habitualmente, cuando se habla de ictus se hace referencia al ictus isquémico. Ocurre cuando existe una obstrucción en el riego sanguíneo cerebral. En caso de detectarlo rápidamente, puede ser controlado. No obstante, también existen los ictus hemorrágicos, los cuales se dan cuando un vaso sanguíneo se rompe y se produce una hemorragia cerebral. Debido a su gravedad, puede ser necesaria una operación para controlar el sangrado.
Las causas que pueden dar pie a un ictus pueden ser de lo más variadas, teniendo en cuenta que es una enfermedad que afecta a una de cada seis personas en España, lo que implica que cada año 120.000 personas sufren un ictus. Según la Fundación Española del Ictus, las causas principales son las siguientes:
- Haber sufrido un ictus con anterioridad. Esto se debe a los daños que pueden producir en el cerebro episodios anteriores, ya sean en menor o mayor grado, y que influyen de cara a futuro.
- a hipertensión arterial es otro elemento a vigilar bien con lupa. El 70% de los ictus comienzan con la hipertensión como causa y problema. Otra cuestión relacionada con la tensión alta es la diabetes mellitus, elemento en riesgo muchas veces relacionado con el sobrepeso y el colesterol alto.
- La nicotina es un gran enemigo a considerar. Ser fumador supone daños para el sistema cardiovascular debido a la presencia de la nicotina y el monóxido de carbono. Otros elementos como el alcohol u otras drogas también pueden ser altamente perjudiciales para la salud y factores de riesgo.
- Las enfermedades que afectan al corazón, como la aterosclerosis, tienen que ser vigiladas regularmente. Esta consiste en una obstaculización de la arteria carótida que puede llegar a producir incluso coágulos en la sangre. Un alto número de glóbulos rojos puede ser un problema por la misma razón. Al producirse un mayor espesamiento de la sangre aumenta la posibilidad de generar coágulos.
- Por último, pero no menos importante, hay que vigilar las temperaturas extremas y los cambios bruscos que pueden producirse en el organismo.
¿Qué síntomas hay que tener en cuenta para llamar al 112?
Los síntomas por regla general aparecen de forma repentina, por lo que hay que tener mucho cuidado con cada uno de ellos y recurrir a personal sanitario competente o al teléfono de urgencias cuando se produce alguno de ellos. Pueden ser dificultades para hablar, vómitos, dolores musculares, problemas de visión, dolor de cabeza inesperado y muy intenso, pérdida repentina de fuerza, alteración de la simetría facial o pérdida de la sensibilidad en una parte del cuerpo.
Los efectos que pueden verse en el paciente pueden ser variados dependiendo de la gravedad del ictus y de la rapidez con la que haya sido tratado por personal sanitario especializado. Muchas personas tienden a irse a la cama a descansar en lugar de pedir ayuda y esa decisión puede poner en peligro su vida. En caso de sufrirlo, hay que tener en cuenta los estragos que pueden provocar en el organismo y cuáles son los procesos de rehabilitación.
¿En qué puede ayudar la fisioterapia a la recuperación del ictus?
En este asunto, la fisioterapia tiene una función especialmente centrada en la recuperación. Y cuanto antes, mejor. Su incorporación ayuda a mejorar la calidad de vida y a usar adecuadamente nuestro cuerpo, puesto que sirve de apoyo para trabajar la capacidad motora, mejorar la circulación, prevenir futuras dolencias o fortalecer la movilidad de las articulaciones, entre otros.
El tratamiento y recuperación de un ictus no afecta únicamente a la parte física, también a la emocional. Es importante que el paciente vea su progreso. En caso de haber perdido la capacidad de hablar o de caminar es muy positivo que vivan la reconexión con su independencia, que se vuelvan a sentir útiles y que reconecten con su autoestima.
Siguiendo una serie de ejercicios profesionalmente planeados para el caso del paciente, la rehabilitación puede dar múltiples beneficios. En general buscará mejorar el funcionamiento de las articulaciones y los músculos, disminuyendo la rigidez, para recuperar la capacidad funcional del cuerpo y con ello la autoestima y la independencia.