tratamiento para el ictus

El tratamiento EMT mejora el pronóstico de recuperación del Ictus

El Ictus es una de las principales causas de discapacidad en España y su número aumenta cada año. Se trata de una enfermedad que puede dejar secuelas físicas, conductuales, emocionales y congnitivas. Su tratamiento requiere un enfoque específico según las características clínicas de cada paciente.

Para alcanzar un grado aceptable de recuperación y un buen pronostico funcional resulta determinante que el tratamiento reurorrehabilitador se aplique precozmente. Para ello es importante que la capacidad de neuroplasticidad (adaptación) del cerebro se complete de una forma adecuada.

La Estimulación Magnética Transcraneal (EMT) es una novedosa propuesta para el tratamiento del daño cerebral. Se trata de un procedimiento no invasivo que utiliza campos magnéticos para lograr una respuesta terapéutica positiva gracias a la estimulación de las células nerviosas del cerebro. El objetivo de la ETS es restaurar la salud cerebral y minimizar la discapacidad, mejorando el pronóstico de recuperación en pacientes que han sufrido un Ictus.

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¿Cómo se aplica el tratamiento EMT para el Ictus?

1º Preparación del paciente en una silla o camilla. Se retiran accesorios metálicos y se colocan unos tapones para proteger los oídos del ruido.

2º Colocación del gorro que indica sobre el cuero cabelludo las distintas zonas del cerebro y se sitúa el brazo con las bobinas de estimulación magnética.

3º Establecimiento del umbral motor: El terapeuta establece el umbral motor, que es la intensidad mínima de estimulación que produce una contracción muscular visible en la región que se va a tratar.

4º Aplicación de la estimulación magnética: Se coloca la bobina de estimulación magnética en la región del cerebro que se va a tratar y se aplica la estimulación en pulsos cortos repetitivos (rTMS) con una frecuencia y duración específica. El número de pulsos, la frecuencia y la duración dependerán de la afección que se está tratando.

5º Evaluación y ajuste: Durante la sesión, el terapeuta evalúa la respuesta del paciente a la estimulación y ajusta la intensidad o la ubicación de la bobina si fuera necesario. Estimulación complementaria: Es aconsejable acompañar la terapia de otros estímulos como escuchar música, solicitar una tarea manual sencilla al paciente, manipular objetos, hacer alguna tarea en una tablet, etc.

6º Finalización de la sesión: Una vez que se ha completado la estimulación magnética programada, se quita la bobina de la cabeza del paciente y se le pregunta acerca de su experiencia durante la sesión.

El número de sesiones necesarias y la duración del tratamiento varían dependiendo de la afección que se está tratando y del paciente en particular.

MEJORA TU CALIDAD DE VIDA

El ictus es una enfermedad neurológica muy común que puede tener consecuencias graves. Es la principal causa de muerte entre las mujeres en España y está relacionado con factores de riesgo como la hipertensión, la diabetes, la dislipidemia y la edad.

Cuando una persona sufre un ictus, las secuelas pueden variar en función de la gravedad de la lesión y del tratamiento recibido. Las secuelas más comunes incluyen:

Problemas motores: dificultad para mover una o varias extremidades con normalidad.

Alteraciones sensitivas: cambios en la sensibilidad de una parte del cuerpo o dolor.

Alteraciones perceptivas: cambios en el campo visual.

Problemas cognitivos: dificultad para hablar, hacer cálculos, pensar con rapidez y regular las emociones.

Estas secuelas pueden afectar significativamente la capacidad de una persona para llevar una vida normal.

Es muy importante reconocer rápidamente los síntomas de un ictus. Cualquier cambio repentino en el habla, la fuerza o la sensibilidad puede ser indicativo de un ictus. Si sospechas que alguien está experimentando un ictus, es fundamental llamar a los servicios de emergencia de inmediato para que pueda ser llevado al hospital y recibir tratamiento lo antes posible.

El tratamiento para un ictus agudo implica la administración de un medicamento que disuelve los coágulos y destapa las arterias afectadas, permitiendo que la circulación sanguínea se restablezca en los tejidos que se encuentran en riesgo de daño. Es importante destacar que esta terapia solo es segura si se administra lo antes posible, ya que las posibilidades de recuperación total disminuyen a medida que pasa el tiempo.

La estimulación magnética transcraneal (EMT) es una técnica de neuromodulación no invasiva que utiliza campos magnéticos para estimular áreas específicas del cerebro. Se utiliza con fines diagnósticos y terapéuticos en diversas patologías neurológicas y psiquiátricas.

En el caso de los pacientes que han sufrido un ictus, la EMT se utiliza como una herramienta de rehabilitación. La técnica consiste en aplicar pulsos magnéticos a una zona concreta del cerebro, lo que puede mejorar la actividad cerebral en esa área y, en última instancia, facilitar la recuperación.

La EMT se utiliza para tratar una variedad de síntomas que pueden persistir después de un ictus, incluyendo la pérdida de función motora, trastornos del habla y alteraciones cognitivas. Al aplicar la técnica de forma repetitiva, se busca inducir cambios duraderos en la actividad cerebral y mejorar la recuperación a largo plazo.

La EMT se considera una técnica segura y bien tolerada, con pocos efectos secundarios. Aunque todavía se está investigando su eficacia y los mecanismos subyacentes, la EMT se presenta como una herramienta prometedora para mejorar la rehabilitación de los pacientes que han sufrido un ictus.

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